Coincidencias que me coincidieron:
Empecé con la búsqueda de un joven fotógrafo, que tenía el talento de expresarse en imágenes. Por casualidad (¿?) tropecé, en un rodaje de película en Garachico, con el joven director canario Fran Casanova. Fui a ver su película „Indiana Jones y la búsqueda del ídolo perdido“, el anuncio y las fotos del film, estaba entusiasmada y no quería otra cosa, sino saber, quién se escondía detrás de esa cámara de fotos!
Dos días después quedé con Juan José Gutiérrez en un bar-terraza – un joven hombre, grande y flaco en su estatura, con ojos oscuros y junto a él, un inmenso perro negro, con el mismo oscuro en los ojos, me esperaban.
Mientras ponía mi material en la mesa, intentaba explicar de manera héctica, pero al mismo tiempo apasionada y luminosa, la Diximanía. Juan José no decía ni una palabra, me escuchaba y parecía ser la calma en persona. Todavía no tenía ni idea, que me había „coincidido“ un joven, con un increíble talento. Ese tiempo que había permanecido callado, lo aprovechó, para estudiar mis gestos, mis ideas y ese fuego interior que llevaba en mí y, mientras yo seguía hablando como una cascada de agua, el ya había empezado a montar las imágenes en su cabeza. Un día después fue en busca de localidades y me mandó sus propuestas. Estaba electrificada, el había entendido todo lo que, durante horas, intenté explicarle y sus fotos ya hablaban por si mismo.
Todo lo demás, pasó muy rápido: organicé un Oldtimer (un Packard del año 1925), los permisos para las localidades extraordinarias que había elegido Juan José y la ropa de los años veinte. La sesión de fotos se acercaba con rapidez y con cada día que pasaba, me ponía más nerviosa. ¿Qué demonios estaba haciendo? A parte de Antonio y Patricio no conocía al resto de la banda y encima había elegido un fotógrafo con el cuál no había trabajado nunca.
Disfrazados, en pleno verano, nos encontramos en las calles de La Orotava. Rígida, pero con el corazón apasionado, le expliqué al grupo, que desde el momento que llegaba el Oltimer, teníamos que emitir todo el carisma posible. Por así decirlo „Diximanía con aura“ y eso lo mas rápido posible, por que el coche estaba alquilado para dos horas nada más.
Y funcionó: los ojos de „mis chicos“ empezaron a brillar, cuando el Packard se acercaba lentamente. Con alegría infantil nos dejamos caer en los años veinte y el instinto lúdico nos seducía, llevándonos a escenas teatrales. ¡Los locos años veinte en medio de La Orotava! Los turistas se paraban, nos sacaban fotos, meneaban sus caderas y se iban con una sonrisa reveladora.
Juan José fijó, con una calma admirable, ese alborozo de nuestro viaje a los años veinte, en unas fotos muy expresivas.
Una vez Diximanía y volver en dos horas: Imágenes dicen más, que mil palabras. ¡Y eso seguro que no es casualidad!
En julio del 2009 fui al estreno de „À la recherche de Josephine“, una obra espectacular de Jérome Savaray, sobre Josephine Baker, la estrella de los años veinte. En la After- Show- Party animaba un grupo de baile con un Charlestón salvaje a los invitados y le incitaba a mover la cadera. „Quiero aprender eso“ pensé y fui a hablar con el mejor de los bailadores. „Necesito clases de baile privado este verano“ le dije y de nuevo me envolvía en un mar de palabras. „Eso se puede hacer sin ningún problema“ me contesto a lo corto, mientras sacaba su tarjeta del bolsillo. La intendante del teatro se nos acercó y insolentemente le dije: „Señor Koch es mi nuevo profesor de baile“.
“La mejor elección que podía haber tomado.“ me contestó la jefa y yo le asentí con la cabeza. Cuando llegué a casa, empecé a estudiar la tarjeta que me había dejado y me di cuenta, que por „casualidad“ se trataba de un campeón mundial.
Poco después empezaron las clases con Marcus y Bärbl. ¡Dos meses de „maratón de baile“! ¡Si aunque sea hubiera sabido lo difícil que es aprender el Charlestón! Pero Marcus y Bärbl, la pareja de baile más extraordinaria que he conocido en mi vida, son unos maestros impresionablemente buenos. Las horas intensivas con ellos, eran más que una simple clase de baile. Descubrí mi cuerpo de nuevo, dándome cuenta de músculos, de los cuales ni siquiera sabía que existían. Gracias a la motivación, la tenacidad y el hablar en imágenes de Marcus, aprendí a sentarme, cuando me estoy levantando, y a levantarme cuando me siento. Me di cuenta de bloqueos interiores, que se reflejan en mi postura corporal, y aprendí que cohibiciones son fronteras, a las que te tienes que enfrentar con agilidad, para superarlas. Pude ampliar mi conocimiento y descubrirme de nuevo.
Ahora entreno a diario con un video y mucha disciplina la coreografía de Charlestón, que Marcus me ha preparado. Un enriquecimiento definitivo en mi vida – aprender bailando!
Marcus y Bärbl de Munich son una pareja de baile desde hace 1991. En las postrimerías de los años 90 fueron precursores del revival swing, a la vez dando talleres de baile en muchas partes del globo. Llevaron el Boogie Woogie, el Swing, el Balboa y el Shag a muchísimos rincones del mundo a través de sus clases y sus vídeos docentes World of Swing. Además, Marcus contribuyó de manera significante al establecimiento del Boogie Woogie dentro de la Federación Alemana de Rock ‘n’ Roll y Boogie Woogie en su función de gerente deportivo.
Siempre tomando por modelos a los campeones anteriores y tradicionales, Marcus y Bärbl han desarollado un estilo propio. En 1996 y 1997 obtuvieron el famoso premio Feather Award en los EE.UU. y a continuación, en 2002, el International Dance Teacher Award en Alemania. Fueron incluidos en el Camp Hollywood Hall of Fame en 2009.
Sus numerosos éxitos en los torneos de Boogie Woogie, Lindy Hop, Shag y Balboa incluyen: Campeones de Boogie Woogie, tres veces Vice Campeones de Boogie Woogie, US Open Campeones de Swing, cinco veces National Jitterbug Champions (EE.UU), seis veces Campeones Alemanes y ganadores del maratón Rock’n’Socks.
Ya por quinto año organizan el Festival Rock That Swing y el Balboa & Shag Weekend en Munich.
Fue uno de esos pequeños momentos, que hacen la vida una maravilla. En una página de Internet, recibí un mensaje de una joven:
„Todo este tiempo estaba pensado, en por qué me resulta conocido tu nombre. Hace un par de días, pues, estaba sentada en la mesa de mi casa, mirando la estantería de libros que está enfrente, sin pensar en nada importante. De repente se me ocurrió de donde te conozco: De tu libro „El pequeño poeta“, que también está en esa estantería de la que te he contado. ¡No te puedes imaginar, lo increíblemente bonito que me resulta esa historia para niños! Encontré el libro el año pasado en una librería, me encantó y me lo regalé yo misma el día de mi cumpleaños. Mi propia buena frase, por lástima no se me ha ocurrido todavía...“
Esas palabras me llegaron al corazón y me llenaron de una alegría infantil. Autores están, como ya se sabe, acostumbrados a vivir en un lugar sin resonancia y muy rara vez tienen la posibilidad de comunicarse con sus lectores. Y en ese caso, sí que fue más que casualidad, porque mi libro tuvo problemas de arranque y se vendió en el estreno (otoño de 2008) sólo tres veces. Una de esas tres personas era Julia. Cuando me enteré, de que se había criado bilingüe y encima estudiaba idiomas, tenía claro: esa es la mujer para las traducciones de mis textos.
Bueno, y así fue y el resultado se puede dejar ver.
Julia Kleiner nació en Heidelberg, Alemania, en 1986. Creció entre dos culturas, la tailandesa y la alemana, y desde temprana edad mostró interés por la música, con la cual mantiene una relación apasionada. ¿Y para qué sirve el amor? Pues claro, para compartir. Por eso, en 2008, lanzó el blog musical. La otra mitad de su corazón pertenece a la literatura y la cultura popular. Después de estadas en Chile y los EE.UU. empezó sus estudios de filología hispánica e inglesa en la Universidad de Friburgo (Alemania) en 2006, donde sigue estudiando mientras espera con ilusión el futuro que ojalá tenga muchas aventuras más en reserva para ella.
¿Como se encuentra un diseñador de páginas web? Desesperada estaba buscando a alguien que me montara el „domicilio web“ de mi Dixiemanía. Miré en Internet, por diseñadores que vivían cerca de mi casa y por „casualidad“ caí en la página de Michael. Lo que vi me gustaba, así que lo llamé por teléfono y hize una cita. Dos días después apareció Michael con cartapacio y libreta de apuntes, en mi casa. Era simpático y muy profesional, aunque se parecía más a un agente de seguros. „Uff, esto será difícil.“ Pensé yo, cuando intentaba imaginarme una cooperación artística con él. Pero pensé mal, porque a los pocos días me presentó los primeros bocetos y me dejó tomar la complicada decisión entre las diferentes versiones Web. Estaba emocionada e irritada al mismo tiempo, porque de repente, se me abrieron posibilidades técnicas absolutamente nuevas, para expresar mi creatividad. Michael es un perfeccionista sensible, que tiene sangre artística y un ojo clínico para el detalle. Si le contaba una de mis ideas intransparentes, podía estar segura, de que al día siguiente, el ya las había convertido en „realistas“.
A eso le siguió una gran amistad y un tiempo extremadamente creativo y curioso, que seguramente sólo fue el principio... ¡Un gran principio!
Yildiz era, antes de que yo conociera a la familia Wagner, la madre cariñosa y esposa apoyadora, que más bien esquivaba el ordenador y nunca se atrevía a intentar cosas nuevas, ya que „sólo“ era una ama de casa. Después de haberme pasado años trabajando con mujeres en „La revolución de las amas de casa“, sabía exactamente por dónde cogerla, para reactivar su autoestima. Y esa mujer, que, hace un par de meses, todavía me decía „no sé hacer eso“, es ahora la responsable, de subir todos estos textos y enlaces de la página, a Internet.
¡Si uno quiere, puede conseguir de todo! Y gracias a Dios, porque sin su ayuda, Michael y yo no hubiéramos podido superar esa montaña de material, que tuvimos. Y aparte de eso, me encanta intercambiar mis recetas con ella. Es decir, que esa familia me llegó al corazón y no sólo en el sentido creativo, sino también, de forma culinaria.
...por la lectura, las traducciones y el lectorado de los textos españoles.
...por la lectura y el lectorado de los textos ingleses. (Much more than a english cup of tea-friendship.)
...por el lectorado de los textos alemanes.
...por la traducción de „Los locos años veinte“ en español ( y esto, ya que lo estoy traduciendo ahora mismo :-), por escucharme y por los vídeos de „La dancing Mama“.
...por la traducción de las cartas y su correspondencia en español.
...por escuchar mis ideas, antes de ser realizadas. (Fue compensado de forma culinaria.)
...por las clases de canto.
...el „primer“ lector español de mis textos.
...por buscar y apuntar las palabras canarias.
...por todas las informaciones sobre los isleños.
Y al simpático...
...el presidente del cabildo, por su apoyo.
Deutsches Filmmuseum Frankfurt (Fotos Maria Schell)
Archivo de Fotografía Histórica de Canarias, FEDAC/CABILDO DE GRAN CANARIA (Fotos Tenerife)
Andrea Wettstein
Harald Kaffka
Karin Rocholl
Richard Frey
Los autores de fotos, que hemos podido contactar, han sido nombrados y están señalizados en el índice de fuentes.